martes, septiembre 13, 2005

Hubo un tiempo

Hubo un tiempo en donde compartimos. Cuando las cosas estaban en su lugar y la idea era vernos y observarnos tal cual éramos. Nos propusimos juntarnos y escucharnos fuera de las fronteras de la neo-prisión, y estuvimos ahí compartiendo el provecho de ser compañeros, asociados, colaboradores y esclavos.

Una tarde fría de mayo, nos acompaño en el día fijado. Rebosamos entre carnes y licores, contemplándonos en la abundancia. Nos rodeaba el júbilo de ser amigos y también de no asociarnos tanto. Hubo tanto ese día que nadie de los que estuvo ahí podrá olvidarlo.

Tarde comenzamos a ver cuanto fue lo que habíamos olvidado; lo bello que es compartir con quines te rodean a diario. Unos rápido y otros lento, la constante fue que todos querían estar, por un segundo, atentos al evento. No obstante, no faltaron los que por compromiso se aceleraron hasta huir de nuestro bello encuentro.

No faltaron las risas que contempló la lente, bellos gestos que ahora quedarán guardados para siempre. La amistad que se formó, solamente el tiempo le dará la razón para saber si realmente emanó del corazón. Tiempo hermoso fue el de aquel otoño, época la cual ya nos tenía destinados hacia nuevos entornos.

La imagen latente de las nuevas huestes, fue el indicador del limitado lapso que quedaba para el que porta el lente. He aquí un recuerdo vívido de la juventud, que ahora esta entre ustedes esperando una nueva oportunidad para decir salud.

El tono fue elevado cuando a la meza llegamos y ocupamos cada uno nuestros lados. La figura fue completa cuando comenzamos a degustar, el carisma que se provoca el conocerse desde una mesa, sin necesidad de moralizar

Mírense así mismas y vean cuanta semejanza hay. Quizás, había alegría por estar juntas o miedo por que las reconocieran en su similitud. De una cosa no hay duda: el lente y quien lo manipuló no las dejó de observar, creyendo en sus carismas estarán preparados para cualquier avatar. Esperando el día el cual de nuevo las pueda mirar, para celebrar una nueva reunión en un lugar especial.

No puedo dejar de admitir que entre los asistentes, el trío singular estaba configurado aquí. Desde las profundas raíces del “Bulla”, pasando por una electrónica depurada y terminando con la nostalgia siempre acallada. Espero que nunca dejen de ver cuanta luz hay entre ustedes y la que irradiarán cuando comiencen a contemplar las nubes.

Termino aquí con la imagen de un buen amigo y feligrés. Hacia él solamente debo darle las gracias por darme tantos momentos de buena compañía y honradez. Espero que siempre siga haciendo de las suyas; ya que si es por él, todos sus colaboradores saldrían ganado más que cualquier “pituto” recién llegado al cuartel.

Donde la Cristina / fuego / Licor / Carne / Razón
HSQO

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