“Se partirá en dos el techo del mundo.
Rugiendo el viento y temblando la tierra,
se oirán los pasos de los supremos.
Veréis, desde lo alto, descender seres de luz que,
por miles, han venido por los últimos; los cuales
deben ser los primeros.
Serán asistidos por sus máximos fieles, quines anunciarán
la llegada.
Contendrán el cielo, lucharán de frente,
trabajarán sin descanso y buscarán a los últimos,
dejando a los primeros.”
El firmamento de un momento a otro se partirá en dos y dejará un hueco en el cielo. Con una estridencia macabra, ya que el portal deberá ser abierto dentro de la estratosfera terrestre. Sin lugar a dudas, los Lonanondek preverán que los subyugadores tendrán el acceso, de la misma forma.
De un momento a otro se desplomará el encanto del techo del mundo y empezarán a bajar como centellas. Serán ellos que ya habrán llegado hasta nosotros, luego de haber viajado tanto.
Caerán como suspendidos, sin que la fuerza de gravedad los arrastre. Sus vestimentas de tela, flamearán mientras desciendan. Se podrán ver miles desde el portal, hasta que uno descenderá cerca de ti. Ahí sabrás cuan magníficos son quienes venían por nosotros, tal y como están pintados en los cuadros de las catedrales. Bellos sin parangón, pero tan similares a cualquiera.
Hermosos sin duda, serán quines vendrán con la misión de llevarnos antes que lleguen los subyugadores. Bondadosos será el calificativo para estos seres, que lo único que buscarán será lograr salvar la expresión de la raza humana (desde el último hasta el primero), del inminente destino que se confirmará para los habitantes del tercer planeta, en orbita, del sistema 5.
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