lunes, septiembre 19, 2005

Los últimos serán los primeros

Comenzó entonces el cielo a tronarse rojo, violeta y magenta. Colores cálidos inundaron el firmamento anunciando el arribo de quienes, por derecho, habían obtenido el permiso para disponer del planeta y de todas la criaturas bípedas pensantes.

Dado el hecho que el orden universal demanda equilibrio, hubo que esperar que los subyugadores hicieran su arribo. Mientras estuviera activo el portal de ellos no era conveniente empezar una batalla por el control en el planeta.

Empezaban a descender de su portal los subyugadores seres que solo pretendían obtener la mayor cantidad de almas, para colocarlas al servicio de ellos y su maestro.

Rectos y estáticos hicieron su descenso. Vestían trajes oscuros y bien detallados. Contemplaban el panorama y estudiaban el terreno en donde deberían, primero, lograr imponerse. Luego de un momento antes de que tocaran tierra, alzaron sus manos y estrepitosamente las bajaron.

Las naves nodrizas comenzaban a colocarse en posición cubriendo todo el cielo. Era el comienzo de su cometido, y sin tardanza sus esclavos comenzaron su descenso. Desplazándose en deslizadores vertiginosos, venían de a dos y de a cuatro, saltando al vacío desde estos transportes, para emprender la lucha contra los bondadosos

Miles y miles de criaturas portentosas, las cuales se colocaban por cientos cerca de sus maestros, gemían y gruñían como animales, esperando obedecer las tan ansiadas órdenes de ataque. Sin embargo, ésta no llegaba y la espera se hacia tensa y extenuante.

Los hombres no hacían nada, incólumes ante el espectáculo que se les presentaba. Pero no falló la naturaleza humana y está dio el vamos a la batalla. Ataques rudimentarios obligaron a los bondadosos a tomar la iniciativa, y ésta desencadenó en que los subyugadores fueran agresivos para obtener el control de la situación.

HSQO

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